La Séquia es el canal medieval (s. XIV) que ha permitido el crecimiento de Manresa y el desarrollo agrario de una buena parte del Pla de Bages. Seguir el camino que bordea su recorrido, de 26 kilómetros con un desnivel mínimo , constituye una experiencia verdaderamente memorable: templos, fortificaciones, obras hidráulicas, masías y espacios naturales transformados por el agua nos ayudan a entender las raíces de este territorio de interior, el corazón de Cataluña.

Aquí se puede descargar el mapa del recorrido y los puntos de interés de la Séquia:

  Mapa Sèquia

Caminar por la historia

La Séquia nos transporta, des de la actual configuración de su paisaje de viñedos y zonas de regadío, hasta más de 3.000 años atrás mediante uno de los poblados ibéricos más importantes de Cataluña (el Cogulló, Sallent). Pasa por los pies de un castillo medieval (Balsareny) y un conjunto de iglesias y masías que nos recuerdan como este territorio de interior vivió la época feudal y el propio nacimiento de Cataluña.

Ingeniería medieval

Asimismo, la Séquia es una obra capital de la ingeniería medieval, construida por el mastro de obras Guillem Catà y con un desnivel de sólo 10 metros a lo largo de sus 26 kilómetros. A lo largo del recorrdio, podrá conocer otras obras hidráulicas, como la Esclusa de los Manresans, los acueductos o las minas.

Naturaleza transformada

A medidos del siglo XIV, el Pla de Bages cambió para siempre. El paso de la Séquia transformó los cultivos, el paisaje, la vida de las personas, al mismo tiempo que permitió un crecimiento que Manresa no habría podido asumir sin esta agua. A lo largo de su trayecto, la Séquia atraviesa bosques, campos de regadío, humedales, bosques de ribera, encinares y robledales de alto interés paisajístico.

La misteriosa luz

La construcción de la Séquia está rodeada de una fuerte carga de pertenencia manresana, por medio de la leyenda de la Misteriosa Luz, que permitió la finalización de unas obras paralizadas por la disputa con el obispo de Vic. Manresa celebra una fiesta en honor a este simbolismo, el 21 de febrero de cada año. En torno a la celebración se organiza la Fira de l’Aixada, de temática medieval, de carácter muy familiar y con un importante fondo divulgativo.