Relacionarse implica transitar por lo inestable

Publicado el 19 de June de 2018

El agua es vida. Una frase sencilla y concisa, motivo de más de una campaña publicitaria por su protagonismo. Y qué me dios de la vida? La vida es un regalo. He aquí otra frase también recorriendo. Ambas mencionan conceptos que podemos considerar instrumentos el uno del otro. La vida es un instrumento que tienen las personas para desarrollarse a lo largo de un tiempo determinado. Y el agua, es uno de los recursos que más sale a las conversaciones. Es un bien escaso que a menudo no ocupa el lugar que le corresponde. Con las personas pasa lo mismo.

Es desde esta perspectiva, que el agua y las personas como recursos pasan a ser motivo de nuestro cuidado e interés. Es en este preciso momento cuando nuestra intencionalidad queda claramente manifiesta. Es el momento que en el que dejamos el grifo abierto sin control o nos cuidamos de amar y preservar lo que tenemos para poder aumentar sus posibilidades y desarrollo. Es el momento en el que adoptamos el rol de actores o de público. Del mismo modo que no podemos entender nuestra supervivencia sin la presencia del agua, no podemos percibir el sistema empresarial sin las personas. Personas capaces de liderar, gestionar y alcanzar los objetivos que la organización plantea. Decidme si no, ¿qué puede hacer un director de cine sin guión ni actores? Nada de nada. El resultado está siempre vinculado a nuestros recursos.

Para una empresa como Aguas de Manresa, cuidar de sus trabajadores se convierte en una realidad presente e integradora de sus valores organizativos. De hecho, fue así, a partir de esta idea que nació este artículo y mi colaboración con la empresa como profesional del coaching y la formación en el entorno laboral. El objetivo de Aguas de Manresa era llevar a cabo un proyecto de transformación y desarrollo para construir, desde una óptica integradora, un modelo relacional hacia la mejora de habilidades y competencias donde el individuo se hace responsable y crece.

Este proyecto, pasa por la integración en la cultura corporativa de la idea de que los objetivos se alcanzan con los procesos de trabajo, pero la calidad en las relaciones es el que asegura la permanencia, fluidez y sostenibilidad. Un gran descubrimiento! Nos hemos dado cuenta de que los conflictos y las palancas de crecimiento las encontramos muy a menudo en el área de las relaciones y no en las de la tarea en sí. Gracias a esta revelación, adquirimos conciencia de grupo cuando vemos que nuestras acciones tienen un impacto en el departamento, pero también en el compañero de al lado o en nuestro colaborador. Una vez somos conscientes ya no hay marcha atrás, sólo podemos trabajar hacia el cambio. Paso a paso, con firmeza y confianza. Con esfuerzo y con compromiso. Con alegría. Y es cuando ya nos encontramos en este nuevo paisaje, que las personas recuperan el protagonismo que se merecen en favor de la eficiencia vinculada a su bienestar. Trabajadores felices comportan sistemas felices.

Es por eso, queridos lectores, que me dedico a acompañar a personas y empresas en etapas de cambio. El cambio es, como el conflicto, algo inherente al ser humano y en las organizaciones: está presente en nuestro día a día. No podemos obviar, pero sí podemos decidir y elegir nuestra actitud para con este cambio, la energía que le pongo y la estima con el que el administro. Eso sí que está a mi alcance y en tu mano. Ajá! Al igual que cada gota de agua es única, cada individuo es una pieza valiosa merecedora de reconocimiento dentro del engranaje organizacional.

Raquel Aguilera, CEO de Auctuson